Información

 

Dr. Laura Ibáñez Lladó (Barcelona, 1984) se licenció en Biotecnología y posteriormente en Bioquímica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Como TFC (Trabajo Fin de Carrera) realizó una estancia de investigación durante el verano en la Universidad John Hopkins, su primer contacto con Estados Unidos. Volvió a Barcelona para realizar el Master y el Doctorado en la Universidad de Barcelona. Finalmente, para hacer el postdoc regresó a Estados Unidos, a la Washington University en St. Louis, de la mano del Dr. Carlos Cruchaga. En la actualidad se encuentra en la etapa de consolidación, investigando en sus propias ideas con varias fuentes de financiación. Laura es una persona llena de vitalidad que irradia su pasión por la investigación y la genética a todo el mundo. Para todas las personas que quieran colaborar con su grupo o que les genere curiosidad su investigación a continuación tienen datos para contactar. 

https://sites.wustl.edu/ibanezlab/ 

ibanezl@wustl.edu

 

Ponente

Entrevista

Pregunta. ¿De dónde procede tu interés por la ciencia?

Respuesta. Yo creo que es familiar, somos curiosos. A mi padre y a mi abuelo le encantaba montar y desmontar motos. Desde pequeña me ponía con ellos trasteando con los motores y al cole iba con las manos llenas de grasa. Además, mi madre me compraba muchos libros y videos de “Erase una vez el cuerpo humano”.

P. Pero, verdaderamente cuando se decide lo que uno quiere hacer es en la época del instituto. ¿No?

R. Pues según la persona. Yo quería hacer algo relacionado con la biología porque me encantaba saber del cuerpo humano. Mi madre quería que estudiara telecomunicaciones, y entre biología y tecnología me decidí por biotecnología. Yo no soy una de esas personas que siempre sabe previamente lo que quiere hacer. A mí me han enseñado que se tienen que dejar las puertas abiertas hasta el último momento y evaluar las oportunidades antes de decidir. 

P. ¿Cuál es el centro de tu investigación en la actualidad?

R. Mi investigación se centra en biomarcadores moleculares no invasivos de enfermedades neurodegenerativas. Neurociencia.

P. ¿Por qué elegiste ese campo?

R. En ciencia es difícil elegir nada. En el doctorado hice VIH porque encontré la oportunidad y me gusta mucho la virología. De hecho, me hubiese gustado ir a África con médicos sin fronteras a estudiar el Ébola. Pero de virología nada, estudie como la genética humana interacciona con el genoma humano. Durante mi tesis diagnosticaron a mi abuela con Alzheimer, así que empecé a interesarme por la neurodegeneración. Casualidades de la vida, el investigador que se sentaba a mi lado conocía a Carlos Cruchaga (PI) que buscaba un postdoc para cuando yo me graduaba. Entonces Carlos me ofreció directamente meterme en genética y neurodegeneración. Durante el postdoc aprendí sobre estas enfermedades y lo difíciles que son de diagnosticar. De hecho, torturan mucho a los pobres enfermos con TACs, punciones lumbares, etc para obtener una información limitada. Lo que me motiva es desarrollar alguna herramienta que permita que no sufran tanto, ganar calidad de vida y sobre todo que no sea caro y que todos puedan acceder al test, independientemente de su estado socioeconómico o localización.

P. ¿Cuáles son los objetivos de tu investigación?

R. Tengo un par de proyectos financiados por el gobierno Americano (Instituto de Salud y Departamento de Defensa) que buscan generar modelos para detectar Alzheimer, Parkinson y demencia de cuerpos de Lewis de forma diferencial. En general todas las enfermedades neurodegenerativas se parecen, encontrar bases moleculares que permitan el diagnóstico diferencial es importante y el objetivo de mi investigación. Ahora estoy arrancando una línea nueva de small RNAs para Alzheimer en cerebro, plasma y líquido cefalorraquídeo. El objetivo es similar a los proyectos anteriores, pero usando una molécula diferente que no se ha estudiado mucho en el campo de la neurodegeneración. 

P. ¿Qué crees que aporta en tu investigación la bioinformática? 

R. Cuando yo empecé la bioinformática no se entendía como ahora. A mí me gustaba la genética. En la época de mi jefa, una persona se dedicaba a estudiar un SNP, en la mía, una persona se dedicaba a estudiar un gen, y ahora, una persona puede estudiar una enfermedad. Básicamente, las NGS nos han atrapado y la Bioinformática permite que podamos analizar este tipo de datos de forma rápida y replicable. Pero no es solo la bioinformática, para analizar datos masivos y generar conclusiones hace falta informática, estadística, biología, medicina entre muchas otras. Cada vez la investigación genética es más multidisciplinar. En el laboratorio nos centramos en utilizar las herramientas y no en diseñarlas. 

P. ¿Crees que un buen científico siempre debe estar aprendiendo?

R. No solo dejar de aprender, debe salir de sus zonas de confort. Salir de la zona de confort como motor de aprendizaje y de la ciencia.

P. Hay veces que la gente no cree en eso, lo que cree es en especializarse. 

R. Yo creo que nosotros estamos muy especializados, pero hay que dominar un rango de conocimientos. Como comentábamos anteriormente, es importante ser tan multidisciplinar como se pueda, tener un equipo con un abanico amplio de conocimientos, pero que se complementen entre ellos. 

P. ¿En qué momento de tu carrera investigadora te encuentras?

R. Estoy empezando a montar mi laboratorio. Básicamente estoy volviéndome un investigador independiente con mi equipo, mis becas y mis líneas de investigación

P. ¿Qué crees que es lo importante en cada etapa de la carrera investigadora?

R. Una de las cosas más importantes es la constancia y el factor suerte. Estar en el sitio adecuado en el momento adecuado es siempre crucial. Ser investigador o hacer un doctorado no siempre es una decisión que se tome de forma consciente, también tienes que encontrar la oportunidad. Para mí fue clave en la carrera probar diferentes laboratorios y cosas. Reproducción, genética… Probar para saber lo que es la investigación y que te gusta. Involucrarte en la investigación que está pasando en tu universidad. Yo creo que he tenido mucha suerte. Empecé un doctorado en reproducción de ganado que no me gustaba mucho, pero en mi clase de inglés coincidí con una estadística de un equipo de investigación que buscaban un estudiante de doctorado. Una vez estás haciendo el doctorado creo que es muy importante tener un buen mentor y un grupo de soporte. Amigos que te saquen para que no sea tan frustrante. La tesis es larga y tediosa, lo importante es no desfallecer. Muchos jarros de agua fría pero cuando algo sale bien eres el tío más feliz del mundo. Esa es la recompensa.

P. ¿Del doctorado al postdoc?

R. Tu mentor juega un papel muy importante ahí. Normalmente te vas a un sitio de alguien que conoce tu director de tesis. En mi caso por contactos pensaba ir a Suiza y seguir con el VIH pero en neurodegeneración. En paralelo, me empecé a interesar mucho más por la bioinformática y quería aprender. En ese momento tuve suerte de encontrar a Carlos Cruchaga que buscaba un candidato. A mí me gustaba la idea de volver a Estados Unidos porque la experiencia había sido muy buena, y sabía que había muchos recursos y oportunidades. Pero claro, Suiza está cerquita de casa mientras que Estados Unidos está un poquito más lejos. Al final la decisión fue balancear la economía y las oportunidades a largo plazo. Suiza era tentadora, pero después del postdoc era difícil que me quedara, o que consiguiera becas. Era una solución a corto plazo. Venir a Estados Unidos era lo mismo, pero si trabajaba duro y tenía un poco de suerte, podía ser una apuesta a largo plazo. Enseguida me di cuenta de que Carlos tenía muy claro cómo funcionaba el mundo de la investigación y que iba a empujarme a seguir. Así que nos dimos una oportunidad.

P. ¿Cuál es la diferencia principal en ese camino entre España y Estados Unidos?

R. Hay una gran diferencia, en España tienes un director y en Estados Unidos tienes un mentor. Las ideas en Estados Unidos son muy bien recibidas. Quizás también es por la cantidad de recursos que existen. Hay muchas becas en las que directamente no debes tener ni datos preliminares. Buscan crear nichos de investigación, buscan innovación, aunque no funcione, pero prueban. Otra diferencia es el personal, en España no te dan casi dinero para gente, es una locura, además cuando te dan dinero es un sueldo muy escaso. En Estados Unidos hay una gran diferencia con los sueldos. Es maravilloso tener un buen sueldo haciendo lo que te gusta. Aquí lo que cuesta es encontrar gente. 

P. ¿Qué podría hacerte volver a España?

R. Complicado… Con mi investigación, en España lo normal es que no me dieran un duro. Lo que yo hago es high-risk high-reward y muy traslacional. A mí me encanta. Pero a las entidades financiadoras no tanto, especialmente por la parte high-risk, con lo que es muy difícil obtener becas. Veo difícil que cambie el reparto de los recursos en España. Otra cosa son los sueldos. Muchas veces en España escuchamos lo de “no te quejes del sueldo que esto lo haces por vocación”. Si, es una suerte trabajar en lo que te gusta, yo me siento muy afortunada, pero eso no significa que mi forma de vida sea más económica que la de cualquiera. Investigador o no tienes que vivir, además, es importante sentirte recompensando. En ese sentido España tiene que mejorar mucho.

Entrevista realizada por Alejandro Cisterna

Entrevista a Laura Ibáñez Lladó

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